El asegurado se ve en la obligación de pagar regularmente el valor del seguro, lo que puede fomentar el hábito del ahorro.
El seguro de vida promueve el ahorro regular y sistemático, el cual después de un período de tiempo podría ser útil y necesario para la persona asegurada, dependiendo de la póliza de vida contratada.
Al ser productos intangibles (a diferencia de un par de zapatos, o un carro que puedes ver y tocar) muchas personas tienen la sensación de que con un seguro no se está adquiriendo nada, pero, por el contrario, contar con un seguro es como tener un as bajo la manga frente a la vida. En el momento en que lo necesitas lo puedes utilizar y tener el dinero necesario para pagar una enfermedad, un accidente, o incluso la educación de tus hijos. Lo cierto es que los seguros son algo que compramos esperando no tener que usar nunca, ya que, por supuesto, nadie desea tener que pasar por una enfermedad, un accidente o incluso, ya no estar allí para su familia.
Estar asegurado es saber que tus finanzas están protegidas ante cualquier siniestro, para que puedas tener una vida tranquila, en especial si tienes hijos pequeños o familia a tu cargo.